RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD.
Introducción.
Es
cierto que hay distinciones válidas entre las dos, pero también hay una serie
de distinciones problemáticas que a menudo e innecesariamente dividen los dos
campos de pensamiento.
Uno
de los problemas principales con los intentos de separar la religión de la
espiritualidad es que la primera está cargada con todo lo negativo mientras que
la segunda es exaltada con todo lo positivo.
Espiritualidad y religión se complementan pero no se confunden.
El
desafío es reducir la distancia entre religión y espiritualidad, y cuidar de no
abrazar una religión vacía de espiritualidad ni una espiritualidad solipsista,
indiferente a las religiones.
La
espiritualidad debiera ser la puerta de
entrada a las religiones. (religare).
Antes de pertenecer a una
religión sería mejor que ésta procurara
la experiencia de lo divino através de enseñar a orar y a meditar con total conciencia para
penetrar el sentido esóterico de los textos sagrados , de modo que las religiones sean "modulaciones" o formas (mentales)
específicas de aquella filosofía original
de donde provienen.
Ni
las personas ni los grupos humanos pueden soportar por mucho tiempo el vacío
existencial. En un primer momento, quizás se eche mano de la compensación y de
la "distracción", pero la insatisfacción creciente desencadenará una
actitud de búsqueda de la plenitud presentida: es la búsqueda espiritual. Algo
así parece estar sucediendo entre nosotros. A ojos de muchos analistas, resulta
innegable que, en nuestro medio sociocultural, nos hallamos frente a un creciente
resurgir de la espiritualidad. Y que dicho resurgir corre paralelo a un no
menos evidente declive de la religión institucional. Hasta el punto de que,
según ellos, nos encontraríamos ante el umbral de una etapa transreligiosa,
transconfesional y postcristiana.
La sociedad efímera necesita recuperar
consistencia, solidificar la columna vertebral con valores que la reconstruya
con solidez. Este proceso no es monopolio de las religiones establecidas. Está
siendo asumido por movimientos sociales muy diferentes
.
Qué es espiritualidad
Cuando se habla de "espiritualidad"
desde una opción religiosa es inevitable que sea comprendida y explicada a
partir de la perspectiva de la propia religión, a la que se le asignará un
estatus superior.
Como consecuencia de este modo de hacer ,se le
ha sobreimpuesto a la espiritualidad el
corsé de la
"espiritualidad" es una palabra que ha sido víctima de una doble confusión: el pensamiento dualista que contraponía espíritu a materia, alma a cuerpo, y la reducción de la espiritualidad a la religión.
Etimologicamente en la Biblia hebrea, el espíritu presenta
forma femenina: es "la Ruaj", la brisa, ("aleteo" de Dios
sobre las aguas, soplo,aliento, soplo, viento, respiración, fuerza, fuego...,)
con nombre femenino que habla de maternidad y de ternura, de vitalidad y de
caricia.
Con
la traducción latina (Spiritus), el Espíritu se hizo masculino, y así ha
llegado hasta nuestras lenguas modernas. Si algo tienen en común todos esos
nombres es que remiten a la intuición de un "principio vital" o
"latido" , en cuanto Dinamismo de Vida.
Conclusión:
Analogía:
Hay
dos imágenes que se suelen utilizar habitualmente para hablar de la relación
entre ambas: la del vaso y el agua, o la del mapa y el territorio. La
espiritualidad es el agua que necesitamos si queremos vivir y crecer; la
religión es el vaso que contiene el agua. La espiritualidad es el territorio
último que anhelamos, porque constituye nuestra identidad más profunda; la
religión es el mapa que quiere orientar hacia él.
Cuando
se vive al servicio dela espiritualidad
la religión constituye un medio de transporte –en palabras de Ken Wilber- que facilita la
conexión con la dimensión espiritual: es el vaso que proporciona el acceso al
agua; el mapa que baliza el camino hacia el territorio.
Sin
embargo, cuando la religión se absolutiza, todo se desencaja. Lo que no es sino
un medio, se arroga cualidad de fin último, haciendo que todo gire en torno a
ella. Se hacen presentes el dogmatismo y la exclusión. En esa misma medida, la
persona religiosa proyecta en la religión la seguridad con la que sueña. Quizás
no esté de más señalar que esa tendencia a la absolutización constituye una
característica del modo de funcionar de nuestra mente. Es consecuencia de la
propia limitación de la misma y va de la mano de la necesidad psicológica de
seguridad.
Entre religión y espiritualidad no tiene por
qué haber enfrentamiento, así como tampoco identificación.
Esta
afirmación conlleva dos conclusiones inmediatas: por un lado,
1.-
una religión conscientemente alentada por la espiritualidad resulta beneficiosa
y eficaz.
2.- la afirmación de la no-identificación
entre ambas permite reconocer la existencia de una espiritualidad laica o
incluso atea.
Así
como se genera la inteligencia emocional también
¡Es posible crear una inteligencia espiritual ¡
La
inteligencia espiritual dotaría a las personas de las siguientes capacidades:
•
capacidad de reconocer, nombrar y dar respuesta a las necesidades espirituales;
•
capacidad de trascender la mente y el yo: somos más que la mente;
•
capacidad de separar la conciencia de los pensamientos;
•
capacidad de percibir la dimensión profunda de lo real;
•
capacidad de percibir y vivir la Unidad (No-dualidad) que somos.
Conclusión
El
sueño es que, en el siglo XXI, se reconozca la dimensión espiritual
(transpersonal) de la vida humana, con todo lo que ello implica a todos los
niveles. Porque negar o no tener en cuenta la dimensión espiritual es reducir
al ser humano, olvidando precisamente aquello que lo constituye en su verdad
última. El cultivo de la auténtica espiritualidad no es una huida del mundo
real; no es tampoco la adhesión a una confesión religiosa, a unas creencias o
dogmas.
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