miércoles, 17 de octubre de 2012

El amor desde otra perspectiva

“El amor es la forma suprema del conocimiento” 
Swami Vivekananda 


En un mundo lleno de estrés, saturados de tecnología, racionalismo y consumismo, el ser humano siempre se siente sólo, pues no comprende su propia naturaleza. En esta búsqueda de sí mismo, confunde por condicionamiento social, cultural y familiar, el concepto del amor, y así lo concibe de maneras tan antagónicas que pasa de ser una utopía a un proceso total de sufrimiento.

En el yoga el amor es el sendero y la meta misma del practicante, por ello el yoga devocional (bakti yoga) no puede ir separado del conocimiento (gnani yoga) y éstos se concretan en el servicio desinteresado (karma yoga).
La finalidad última del yoga es romper el sentido de
 separabilidad e individualidad formulada por el ego,
 para integrarse plenamente con el absoluto, el todo, Dios. 


La finalidad última del yoga es romper el sentido de separabilidad e individualidad formulada por el ego, para integrarse plenamente con el absoluto, el todo, Dios.

La devoción sin conocimiento tiende a caer en el fanatismo, sinónimo de ignorancia. La devoción al ser supremo, se concreta en el servicio desinteresado, pues lo particular o finito debe ser amado como expresión manifiesta de Dios. La práctica de la espiritualidad es el conocimiento de las leyes básicas que rigen el universo, una de las cuales es saber que si todos somos resultado del amor o creación divina, todos formamos una unidad; por lo tanto, todo pensamiento, palabra, obra u omisión, afecta a la multiplicidad en su conjunto; bajo esta premisa el amor es conocimiento, devoción y servicio desinteresado.

En occidente el amor generalmente conlleva un sentido de posesión, de ahí la semántica de la palabra amor, no muy lejana de amo o dueño. También hay que citar el término esposa, que rápidamente asociamos con el instrumento policiaco que coarta y limita la libertad del otro. Y profundizando en algunos ritos matrimoniales vemos muy claro el simbolismo del “lazo“, como manifestación de pertenencia al igual que la iconografía de las arras o amarres.

Todos los grandes iniciados nos han venido a enseñar que amar es servir a tus semejantes, actitud que conlleva un sentido de humildad. Buda dice “ama al otro más que a ti mismo”, y posteriormente Jesús readapta esta visión diciendo “ama al otro como a ti mismo” (Mt 22,37). 

El concepto místico del amor como entrega y servicio desinteresado.
(Foto: Gregory Colbert “Ashes and Snow”)
Si entendemos el concepto místico del amor como entrega y servicio desinteresado, esto nos lleva a comprender que ésta vida es una oportunidad para alcanzar la unidad con el absoluto, sirviendo a tus semejantes. El amor es servicio, no posesión; el amor, desde un sentido místico es una actitud ante la vida, tras la cual el practicante se fortalece entre más obstáculos encuentre en el camino; el amor es humildad. Por ello Jesús lo expresa diciendo “alabados los pobres (humildes) de espíritu, porque de ellos será el reino de los cielos”(Mt 5,3).

No hay comentarios:

Publicar un comentario